Me fui a buscar otros poemas otras rimas otra prosa, sin saber que en mi interior viajaba la eterna y bella creación, la que cada día con cada amanecer me regalaba una nueva canción un nuevo himno, alegre, fresco, limpio y esperenzador. Me fui a buscar creación cuando solo tenia que abrir mi corazón.
sábado, 5 de enero de 2008
Recuerdos de navidad, a que recuerditos... algo tarde pero esque soy chapin!
Entre el olor a manzanilla y tamal, me recordé de la primera estrella que cayo en mi espacio sentimental. Me recordé de Estela. Fue justamente en un mes de Diciembre que la encontré tomando ponche y comiéndose un tamal en vaso y plato de duropor blanco. Estrellita decembrina de ojos cafés y pelo caramelo rizado, tez clara y complexión de niña. El cielo estaba despejado y los sonidos ensordecedores de los cohetillos y pólvora, se mezclaban con el de las tortugas y chinchenes de las tradicionales posadas. El ambiente estaba puesto para el regocijo, y la felicidad que trae el fin de ano. La vi entre la multitud cantando villancicos en el traslado de la posada de una a otra casa, y me atrajo su riza de travesura y esa pimienta de ingenuidad en su cara. Cargaba un farol cubierto con celofán azul. Y sus manos blancas parecían de cera, del mismo color de la vela que ardía dentro del farol. Fueron unos cuantos kilómetros hasta llegar a la casa de Dona Clara la de la plata, (por cierto tiraba la casa por la ventana con su famosa posada) pero el recorrido fue hermoso, me le acerque y la vi detenidamente, me quede enmielado y mis amigos lo sabían y me empujaban para con ella. Al llegar a la casa de Dona Clara chocaron las miradas y cuando se vio el zapato desamarrado, me preste voluntario a tomarle el farol azul. Solo dijo: Gracias. Eso basto para terminar de enmielarme en esa colmena. Luego le pregunte su nombre y ya no tuve final. La sonaba en el poco rato que podía dormir y así seguimos todo diciembre siguiendo la misma posada por diferentes casas y degustando diferentes manjares, el del beso con chocolate, el del beso con ponche y el del francés con tamal. Fue una alegre navidad hasta que me contó que era hija de Dona Clara. ¡A que lió ¡ Y allí fue donde la colmena reventó la llame un par de veces y muy de mala manera me contestaron, tanto la educada y devota Dona Clara como su sagrado esposo, creo que hasta el perro ladro,(no se lo atribuyó a la estática claro).Todo termino en enero pero el recuerdo quedo para cada navidad. El diciembre que me enamore por primera vez.
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