domingo, 17 de enero de 2021

Como todas la historias

Esta y la otra  historia empieza con lo mismo, amor.
El amor al carro, a la planta, al  trabajo. El amor a la rutina, a la cama, a la dicha de comer, a  la paz.
Esta historia comienza en un techo de lámina, en un día cualquiera, un día que puede ser domingo  o lunes. La otra historia comienza en invierno, mojado como siempre en el escenario tropical discutible.
Llovió porque así se entretiene la naturaleza. En ambas historias el agua caía  fría, quizás  un poco más de lo normal.
Los personajes los mismos, un hombre y una mujer. Un perro y un gato. Sin nombres para no confundir.
La palabra joven describe a los humanos y la palabra hambriento describe a los animales. Por allí en la historia los dos intercambien adjetivos. 
Digerían las palabras entre la prisa de la mañana, haciendo el peinado perfecto, buscando el color del día.
Abrían  los hocicos y planificaban las pequeñas batallas con un ojo abierto. 
La rutina, despertar, acicalarse, trabajar. vivir, sobrevivir, comer y volver a dormir.

Intro de teaser.

Cristian Mejía en el siglo del terror: Imprimir