miércoles, 6 de agosto de 2008

Desafíando a la razón.




Te imagino sentada en el sillón de tu sala. Con una que otra lágrima de ira en los ojos. Me imagino el coraje que hiciste y la escena familiar.
Siempre la verdad sale a flote, que lección la que te dieron, la que no te pude dar.
Imagino el vaso de agua que tienes entre tus manos blancas, sudando, te duele la cabeza, y tu síndrome hipocondríaco borbotea en ansias de creación.
Esa es tu defensa, la enfermedad. Te imagino mirando la carta y todo arroja lo mismo: negativo, negativo, negativo.
Abrumador, así fue el consenso eclesiástico, Siempre no procede.
Ahora, pensándolo bien y mas calmado, lo que si procede es la excomulgación por múltiples razones: tus calumnias (sucias y voraces), por prestar pruebas falsas (inmorales y canallas) y por el simple hecho de mentir en un proceso eclesiástico. (revisa el Derecho Canónico)
Que cinismo el embarcarte en un proceso de ese tipo con rabia, sin conciencia , desalmada y malasangre.
Imagino tus labios rancios y tu boca amarga esperando la oportunidad para sacar tu malaje a retozar.
“Piensa bien lo que haces, que mañana podrías arrepentirte”
Vaya con dios, quede con dios.
@ y no continuo mas.




Cristian Mejía en el siglo del terror:
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