¡Basta ya de ser espectadores!

¡Basta ya de ser espectadores!
Todos los días los guatemaltecos nos enteramos de nuevos escándalos de corrupción en el sector público. Los desfalcos, desvíos, sobornos, enriquecimientos ilícitos y despilfarros son las principales noticias.

Por: el Editorial (EL Periódico)

Todos los días los guatemaltecos nos enteramos de nuevos escándalos de corrupción en el sector público. Los desfalcos, desvíos, sobornos, enriquecimientos ilícitos y despilfarros son las principales noticias. Millones y millones de quetzales que supuestamente deben invertirse en seguridad, justicia, educación, salud y demás, están parando en los bolsillos de politiqueros, seudo empresarios, ladrones de cuello blanco y funcionarios inescrupulosos, o se gastan discrecionalmente en clientelismo político, para fines electoreros. El sector público se ha convertido en un arca abierta en donde cualquiera puede echar mano de los dineros del pueblo, en donde cualquiera puede sacar provecho hasta hartarse. Nadie responde de los malos manejos ni de los fraudes. Por doquier hay complicidad y encubrimiento. Todos tragan y, por supuesto, todos callan. No en balde Guatemala es uno de los países más corruptos del mundo. Por supuesto, de transparencia nada. Todo lo que se refiere a delitos anticorrupción (enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias, financiamiento político ilícito, soborno transnacional, omisión de declaración patrimonial de funcionarios, trasiego de información privilegiada, etcétera), rendición de cuentas, calidad del gasto público y fortalecimiento del control financiero del Estado, ni media palabra. El colmo es que se esté “perdiendo” el armamento de la Policía y del Ejército. Miles de armas, entre ellas de calibre superpesado, han ido a parar a manos de a saber quién, porque ni siquiera se ha iniciado una investigación en serio para dar con el paradero de dichas armas. El colmo del cinismo es que lo aceptan los jefes de los cuerpos de seguridad y nada pase. Por supuesto, se habla de depuración de los cuadros de las fuerzas de la seguridad del Estado, pero la misma no se traduce en un verdadero cambio. La cosa sigue de mal en peor.De inteligencia del Estado absolutamente nada. ¿Por conveniencia? Pues, por supuesto. La inteligencia estatal se reduce a que cientos de personas se atareen en leer y “analizar” lo que publican los medios de comunicación escrita en el país. Lo peor es que el Jefe de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIE) lo diga descaradamente y nada pase.¡Basta ya! Ha llegado el momento de ejercer el derecho de resistencia, previsto en el Artículo 45 de la Constitución, que dice: “Es legítima la resistencia del pueblo para la protección y defensa de los derechos y garantías constitucionales”.Luego, son tiempos de protesta y de hacerse sentir. ¡Basta ya de ser espectadores!


@ Editorial de El Periódico 27, diciembre, 2008.
Sin intención política mas que combatir la mendiga apatía chapina.

@ Ayuda a tu pais desde tu blog, Palabras y no armas. Resistencia por conciencia.

Cristian Mejía en el siglo del terror:
Imprimir