viernes, 19 de diciembre de 2008

Chávez: Quiero hablar con ese negrito.

Por allí en el horizonte suena una tonada romántica de esas de abuelos y viejos recuerdos.-ahora escribo: La semana no me dejo hacer mucho mas que terminar al cien por ciento mi dosis de condena. No pude tocar mas que los cochinos periódicos, un par de revistas- Newsweek y Times- y leer diez o doce hojas del maes Cortázar. Las platicas de “cuates” esta semana se centraron en Chávez y el golpe bajo del precio del petróleo -36 dólares/barril-,+ su comentario a Obama- Chávez dijo: “Quiero hablar con ese negrito”. El otro tema de preferencia para toda la “mancha” fue el de los dos “zapatazos” al orejudo de George Bush Jr. – obvio que ya no voy a tocar la escena-. Ya metido en sabanas y regocijado en cama, cansado, deshidratado y hasta la madre de toda suciedad política leída en la Prensa Libre cierro los ojos, duermo y tengo el sueño mas “chilero” que he tenido en mucho tiempo
( muy raro cuando sueño, que conste): Vestía un saco militar a lo “Fidel” y tenia la boinita del “Ché”, atacábamos el Palacio Nacional. Éramos muchos, éramos fuertes, éramos solo buenas intenciones. El enemigo era el mismo de siempre, (no digo nombres aunque salieron muchos) el diabólico pulpo del gobierno (por cierto inmortal en Guatemala) era desplazado por otros pulpos crías llamadas mafias. Solo veía caras y brazos en lucha, nadie portaba armas. Al llegar a la Plaza Central el silencio invadió el aire y las emociones crecieron. Uno de los lideres desenvaino su megáfono y con los mismos cantos de guerra con los que se venia calentando la caminata se fue poniendo en hervor el festín patriótico del que era orgullosamente miembro ese día. La policía y el ejercito rodeaban la propiedad publica y por sus caras se denotaba que en cualquier momento dejarían sus escudos, batones y demás enceres de “servicio” y correrían a refugiarse. La población estaba harta. Alguien mas sacó un altoparlante un poco mas grande, se encaramo en la fuente y lidero consignas hermosas que todos coreaban como si fuera en apoyo de la infeliz “Selección”. Luego de horas de cantos de devoción por la patria y conciencia de responsabilidad, ya llegando la tarde llego el punto culminante de una forma espeluznante, una mezcla de ataque con armas biológicas y convencionales como nunca antes visto, hombres y mujeres atacaban la propiedad ( en lugar de los individuos o el mal en si) con toda la ira que tenían guardada en el alma. Las armas llevaban historias, llevaban kilómetros, las armas eran zapatos y caites. ( vaya sueñito)
Al siguiente día al ponerme los zapatos los tome con mas cariño, con mas respeto.
Ahora suena una balada que llora desengaño, lamento y un poco de cólera.-y dejo de escribir en este momento.



Cristian Mejía en el siglo del terror:
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2 comentarios:

el Kontra dijo...

Lo comenté en otro blog, este tu sueño lo deberíamos de hacer realidad, una manifestación de puta madre exigiendo cuentas claras al ejecutivo, congreso y legislativo.

Saludos mano, ánimo.

Anónimo dijo...

Kontra: exacto de puta madre, algo que cuente, que deje huella. Saludos y gracias por el ánimo.