domingo, 24 de febrero de 2008

La ternura del gato.

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Jugaba con el gato, ella y su gato
y el aruño se acercaba sigiloso y siempre inesperado
estrategia del felino, sanja del destino.
Su mano blanca y su pata blanca
unas de dama, garras de seda.
Maullo el gato anunciando su muerte,
Ella sonrió abrazando el hecho que tarde o temprano
llegaría.
El diablo invadió la garra, punzante y eficaz
se clavo en la mano blanca.
La risa se volvió llanto y el llanto se volvió muerte,
el gato callo, y se marcho.
Se marcho acompañado de su dama, la de la mano blanca
la de la sonrisa, la del juego.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bien, buena forma de mantenerse en la superficie. Dale duro maestro, comparto tu gusto por el libro El Arco y la Lira de Octavio Paz.