domingo, 4 de enero de 2009

Carrera perversa


Cuando las mañanas amanecen como hoy con frío y algo de neblina viene a mi mente una de esas aventuras que solo pueden ser grabadas en los recuerdos.
Era el año 2003 cuando con un grupo de amigos ciclistas de Bicimanía nos dispusimos a subir el Volcán de Agua de la manera mas divertida que se nos antojo, subir en bicicleta.
Nos juntamos un grupo como de 45 a 60 atrevidos ciclistas en un pueblo a las faldas del volcán y al punto de las 10:00 de la mañana comenzó una aventura mas de aquellas que atesora el recuerdo.
El recorrido atravesaba el cementerio de la localidad y al salir nos fuimos metiendo por veredas y senderos mas pequeños cada vez.
Llevaba a dos de mis amigos a la par y platicábamos sin mayor esfuerzo, en mi cabeza pensaba que era mas seguro permanecer con ellos y además era mas divertido.
Adelante de mi iban dos salvadoreños muy campechanos y llevándoselas de pilas.
Mantuve el mismo ritmo casi todo el recorrido antes de llegar a la salida del cementerio, luego el grupo se empezó a romper , los senderos solo dejaban avanzar una bicicleta al mismo tiempo y eso ayudo a la separación.
Llevaba dos “pachas” de agua con azúcar , dos “Gatorades” diluidos en la mochila, nueces, mentol, aspirinas, curitas, un pants y una chumpa impermeable en la mochila. La travesía era perversa, el solo hecho de subir el volcán ya era un reto y hacerlo en bicicleta era un agregado interesante.
Al salir de las faldas del volcán y de la parte poblada empezó el verdadero reto, la temperatura bajaba y por algunos momentos llovía. Los calambres hicieron que algunos se bajaran de las bicicletas y caminaran, allí fue donde deje a mis amigos y seguí escalando a buen ritmo. Adelante mío iban los de la elite nacional, un campeón centroamericano y un par de locos en motos tipo “trial”.
Ya llevaba mas de dos horas de pedaleo lento cuando sentí un leve calambre en mi muslo derecho, me baje de la bicicleta me hidrate, y me hice un suave masaje, tome un par de aspirinas y me comí unas nueces, luego a seguir.
Para los que conocen el camino de subida al volcán, talvez se recuerden de un área estrecha por la cual solo una persona puede pasar y con mucho cuidado de no caer por la dificultad que da la piedra suelta. Fue allí donde pase con mucho cuidado y también fue allí donde muchos decidieron dar la vuelta y regresar a la comunidad de donde partimos. Al salir de ese tramo, solo quedaba la verticalidad final, tal vez de un par de kilómetros la cual subí a muy buen ritmo hasta talvez los últimos doscientos metros los cuales los hice caminando acompañando a Lucia
( apodo que tenia mi Trek) al llegar a la cima, entre tanta roca y basura suelta(que mala onda que los que llegan a la cima dejen tanta basura) solo permanecí unos diez minutos, tiempo suficiente para la foto, apreciar el paisaje, quejarme del frío y cambiarme de ropa la cual a esas alturas estaba empapada de sudor y lluvia. Lindo realmente estar allá arriba y sentirse tan solo.( porque en serio que estaba solo) Luego el descenso que debo de decir que ha sido uno de los mejores que he tenido, la dificultad es grande debido a la arena, roca suelta y lodo que hace tan complicado no caerse, Yo estrellé el casco y mi persona un par de veces. Al llegar al pueblo me encuentro con que mis amigos estaban ya cambiados e hidratándose con cerveza con los hermanos salvadoreños, se reían de mi estado ( imagínense al chato de Cristian con lodo en la cara y cabeza, mojado y pálido de mil sustos) les pregunte que paso y por que no los ví en el resto de la travesía y los muy descarados amigos míos me respondieron con la frase :”Es qué nos cansamos y mejor nos regresamos” Así termino la aventura, por mi parte no me hidrate con cerveza pero si con un atolín de elote y unos “chuchitos”. Se me olvidaba , solo 5 llegaron a la cima ese día.


Cristian Mejía en el siglo del terror:
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2 comentarios:

el Kontra dijo...

Buena pedaleada mano, yo seguro me hubiera regresado y después unas chelas. Saludos.

Nancy dijo...

Yo ni siquiera me hubiera apuntado, jajajaja