Todo guatemalteco sabe lo que es la corrupción, talvez no tenga conciencia de la magnitud de esta pero esa vieja esta aquí, gritándonos y sangrándonos infectándonos a todo nivel.
Hace algunos años encontré síntomas de corrupción en un lugar donde no me lo imaginaba encontrar: en un equipo de fútbol de segunda división. Mi misión por aquellos tiempos era hacer mi practica de preparador físico para un curso de entrenadores certificado por FIFA. El cursito ese me dejo bastante pero lo mas difícil fue lidiar con un grupo de jugadores haraganes, borrachos y llenos de manías. El entrenador era un tramposo y el preparador físico era un gordo flojo que decidió volver a Argentina aprovechándose de mi temporal presencia.
El grupo estaba compuesto por 27 jugadores de los cuales 23 eran nacionales y 4 eran extranjeros; un brasileño, un argentino, un paraguayo y un ultimo hondureño que por alguna extraña razón no se sabia ni el nombre del aeropuerto, ni la comida tradicional hondureña. (la verdad yo lo sentía un poco mas chapín que hondureño).
Nos reuníamos en el estadio municipal ( no digo nombres) y la rutina empezaba con la firma de la hoja de asistencia, luego pesarse y por ultimo reportarse al campo para la mentada “charla técnica”. Con el entrenador platicábamos una hora antes para planificar el entreno el cual por lo general era de cuatro horas entre lo físico y lo táctico. El me decía: “patojo sácales la mierda, luego los revivo yo”. Pero esa claramente no era mi intención yo llevaba un plan y la rutina no la podía hacer de la forma tan salvaje como la concebía su majestad el rey entrenador. Me parecía que el grupo era bueno, no de ganar la liga pero si de quedarse con alguna que otra victoria, la gran mayoría de jugadores eran del mismo departamento y los jóvenes jugadores ponían mucho empeño en las rutinas que les preparaba. Luego pasaban con el entrenador titular a hacer el trabajo táctico el cual a mi parecer no era planificado. Así pasaron un par de semanas entre las mismas rutinas entre los mismos, así me puse a platicar con los jugadores y descubrí a dos muy buenos jugadores, jóvenes y con mucho talento, ambos de una aldea a 45 minutos de la cabecera municipal, eran pobres lo notaba por sus zapatos de mercado y no de boutique capitalina, por sus modestas ropas y por su humildad de campesinos honestos. Pasaron algunos partidos y me preguntaba porque no jugaban esos dos jugadores, porque se conformaba el entrenador por aquellos que no daban lo mejor en los entrenamientos o los que se encontraban en mala condición física. Así fue que empecé a sospechar algo oscuro en este juego de buenas intenciones. Le pregunte al entrenador el porque de sus decisiones, el porque de la titularidad de este o aquel jugador y el porque no le daba la oportunidad a alguno de esos muchachos que se rifaban el físico en los entrenamientos. La respuesta no la encontré con el, se negó a contestarme pero si me echaba la culpa del bajo nivel físico del equipo, de las lesiones y hasta de alguno que otro gol recibido. Cansado por esas situaciones me fui a platicar con mi instructor de practica y le conté todo el rollo, me dijo que así funcionaba el sistema nacional, que los muchachos talvez no tenían dinero (claro estaba) y por lo mismo no le pasaban su cuota de juego, al entrenador. La cuota de juego es ese impuesto que se le da al entrenador para que te deje jugar, así fue como aprendí que no valía la pena invertir mi tiempo en tanta suciedad y decidí volver a mis actividades normales con niños y adolescentes esos que todavía tienen salvación. A grandes escalas, refiriéndome a liga nacional se dan también cuotas a preparadores físicos, a los medios y hasta algunos directivos. En el caso de la selección nacional también no me extrañaría que fuese de esa manera ya que con la entrada del “Primi” se dejo ver que la corrupción también impera allí donde todos ponemos nuestra ultima apuesta a la efímera felicidad que el fútbol nos regala.
Hace algunos años encontré síntomas de corrupción en un lugar donde no me lo imaginaba encontrar: en un equipo de fútbol de segunda división. Mi misión por aquellos tiempos era hacer mi practica de preparador físico para un curso de entrenadores certificado por FIFA. El cursito ese me dejo bastante pero lo mas difícil fue lidiar con un grupo de jugadores haraganes, borrachos y llenos de manías. El entrenador era un tramposo y el preparador físico era un gordo flojo que decidió volver a Argentina aprovechándose de mi temporal presencia.
El grupo estaba compuesto por 27 jugadores de los cuales 23 eran nacionales y 4 eran extranjeros; un brasileño, un argentino, un paraguayo y un ultimo hondureño que por alguna extraña razón no se sabia ni el nombre del aeropuerto, ni la comida tradicional hondureña. (la verdad yo lo sentía un poco mas chapín que hondureño).
Nos reuníamos en el estadio municipal ( no digo nombres) y la rutina empezaba con la firma de la hoja de asistencia, luego pesarse y por ultimo reportarse al campo para la mentada “charla técnica”. Con el entrenador platicábamos una hora antes para planificar el entreno el cual por lo general era de cuatro horas entre lo físico y lo táctico. El me decía: “patojo sácales la mierda, luego los revivo yo”. Pero esa claramente no era mi intención yo llevaba un plan y la rutina no la podía hacer de la forma tan salvaje como la concebía su majestad el rey entrenador. Me parecía que el grupo era bueno, no de ganar la liga pero si de quedarse con alguna que otra victoria, la gran mayoría de jugadores eran del mismo departamento y los jóvenes jugadores ponían mucho empeño en las rutinas que les preparaba. Luego pasaban con el entrenador titular a hacer el trabajo táctico el cual a mi parecer no era planificado. Así pasaron un par de semanas entre las mismas rutinas entre los mismos, así me puse a platicar con los jugadores y descubrí a dos muy buenos jugadores, jóvenes y con mucho talento, ambos de una aldea a 45 minutos de la cabecera municipal, eran pobres lo notaba por sus zapatos de mercado y no de boutique capitalina, por sus modestas ropas y por su humildad de campesinos honestos. Pasaron algunos partidos y me preguntaba porque no jugaban esos dos jugadores, porque se conformaba el entrenador por aquellos que no daban lo mejor en los entrenamientos o los que se encontraban en mala condición física. Así fue que empecé a sospechar algo oscuro en este juego de buenas intenciones. Le pregunte al entrenador el porque de sus decisiones, el porque de la titularidad de este o aquel jugador y el porque no le daba la oportunidad a alguno de esos muchachos que se rifaban el físico en los entrenamientos. La respuesta no la encontré con el, se negó a contestarme pero si me echaba la culpa del bajo nivel físico del equipo, de las lesiones y hasta de alguno que otro gol recibido. Cansado por esas situaciones me fui a platicar con mi instructor de practica y le conté todo el rollo, me dijo que así funcionaba el sistema nacional, que los muchachos talvez no tenían dinero (claro estaba) y por lo mismo no le pasaban su cuota de juego, al entrenador. La cuota de juego es ese impuesto que se le da al entrenador para que te deje jugar, así fue como aprendí que no valía la pena invertir mi tiempo en tanta suciedad y decidí volver a mis actividades normales con niños y adolescentes esos que todavía tienen salvación. A grandes escalas, refiriéndome a liga nacional se dan también cuotas a preparadores físicos, a los medios y hasta algunos directivos. En el caso de la selección nacional también no me extrañaría que fuese de esa manera ya que con la entrada del “Primi” se dejo ver que la corrupción también impera allí donde todos ponemos nuestra ultima apuesta a la efímera felicidad que el fútbol nos regala.
Pd. Esta es la semana en la que me despojo de mi demonios enkontra de la cochina corrupción guatemalteca.
Cristian Mejía en el siglo del terror:
Imprimir
Imprimir
4 comentarios:
Hola Cristian, te pasé saludando nada mas... es que ¿sabes? no me gusta el fut, jajaja
Has dado en uno de los clavos, pero otro es el de los mismos jugadores veteranos que asustan a los más patojos con quebrarselos si juegan mejor que ellos. Pero si vos es una mafia a gran escala esta chingadera, siento mucho que hayas estado ahí y ver semejante porquería porque como vos decis es un juego de buenas intenciones.
Un afectuoso saludo mano!
pues el futbol es lo que tiene la atencion nacional, pero llevo años escuchando la red deportiva y cuando dedican espacio a otros deportes es la peor cantaleta, cacicazgos, vendepatrias, ladrones, ineptos... peor en la CDAG y el COI pero como son autonomos Dios guarde alguien los toque.
Saludos.
Nancy: saludos a ti tambien, y te entiendo a mi no me gusta el poker y so dedados y cartas.Abrazos cumpleanieros!
Konträ: si eso tambien me falto exponerlo, los veteranos no le pasan el balón a los jovenes y determinan la vida del entrenador, cuando el no los pone a jugar(DT) ellos empiezan a cocinar el sabotaje perfecto para quitarlo de la silla, en serio hasta esto es una porqueria. Saludos y como va el tattoo?
Lic Warfield: Fijese que tiene toda la razón me falta hacer uno de la respetable CDAG, de donde fui arbitro(juez dicen por alli) de atletismo y juez de natación, entre otros rebotes federativos. Alli hay un desorden y el senor Beltranena con COG no fallara en esa mentada cita.( se dedican mas a ver como roban en lugar de ver que construyen, forman o hacen progresar) Saludos y siga escuchando LA RED!
Publicar un comentario