el ojo se abrió, la foto miró
la luz la cambió, y la velocidad fijó.
Parpadeos; una, dos, tres veces,
difícil parpadear con la mano, con los dedos,
con el viento en contra, con la luz artificial
con lo atípico.
la imagen salió,
la imagen quedó impresa
en papel, en circuito
en otra cosa que no es la memoria
esperando ser memoria.
Siento una satisfacción especial cuando una fotografía devela lo que quería reflejar en la escena. Hay tantas cosas que planificar en poco tiempo, a menos que se este en un estudio y se tenga un poco mas de tiempo para la planificación y ejecución de la toma.
Me gusta fotografiar personas, me gusta ver las arrugas que quedan tan marcadas en una toma en blanco y negro como también los labios pintados de una mujer en una toma a todo color. La fotografía me ha distraído mucho de mis problemas y de mis preocupaciones, me encanta meterme en la escena colocar a los personajes y manejar condiciones, aún no le encuentro tanto gusto al photoshop y siento que devalúa a la fotografía y a la calidad del fotógrafo.
La cámara es el elemento indispensable en este rollo, la calidad de la maquina afecta el producto final de eso no hay duda, hace mucho tiempo mi papá me regalo mi primera cámara una Yashica de 35mm con un par de lentes intercambiables, me ayudo mucho a aprender y manejar los conceptos básicos, y he de decir que pegue mas de un hit con ella. Luego llegaron las Canon a mis manos y la cosa se salio de renglón. Ahora soy “nikonian” y me parecen las mas adecuada para lo que pretendo que no es mucho mas que ganarme la vida de ver através del lente y dejar una memoria establecida en un cuadro o en algún álbum. Me gusta imaginar a las familias abriendo sus fotos y regresando el tiempo cumpliendo una de esas fantasías que todos llevamos.
Hace algunas semanas murió un amigo a manos del cáncer y de rigor llegue a su velación donde en la entrada de la casa mortuoria me encuentro con una foto de mi amigo, la gente se quedaba viendo a la foto y yo escuchaba los comentarios de la gente al verla: “así era”, “siempre feliz”, “siempre con ojeras”, “pecoso” etc. Y allí volví a valorar a la fotografía y sus verdaderos fines.
Para mi fue un poco mas impresionante ver la fotografía de mi amigo en la entrada y exhibida como elemento central de una enorme decoración de arreglos florales , recuerdo que varios meses atrás en una reunión de amigos a la que asistí me dijo que le tomara algunas fotos, se reía y posaba al mas estilo David Beckham “striking poses” ,de allí escogí algunas y se las amplíe, le gustaron y le gustaron tanto que pidió a su esposa que las colocara en su funeral.
A mi abuelo no le gustaba que le tomara fotos, se escondía o se tapaba la cara, me regañaba por semejante intento, decía que cada foto le robaba vida y que mejor practicara con el gato que tenia mas vidas y que gustosamente posaría para mi. Creo que en el fondo le sigo haciendo caso al canoso de mi abuelo y de tantas fotos que he tomado y guardado me doy cuenta que no tengo fotos mías, algún día de estos lo intentare, eso de los autoretratos me parecen vanidad, así que mejor sigo con el gato.
Cristian Mejía en el siglo del terror:
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