martes, 28 de abril de 2009

Se los dije: El siglo del Terror.



La sociedad es un gallinero.
Ese fue mi experimento.
Hace algunos años con el afán de empresario “chafa” y la niñez como escusa me dedique a la crianza de esas exquisitas aves.(gallinas) Mi mamá fue mi cómplice y la abuela mi principal inversionista.
Tomamos el patio trasero de la casa vieja y lo volvimos un complejo gallinero de cuatro por seis metros cubierto por un oxidado techo de laminas de zinc. Le colocamos algunos cajones, troncos, también algunos contenedores para comida y agua. Todo listo.
Llegaron las primeras gallinas “ tres lindas avadas con traseros de directoras de escuela” bien recuerdo, luego un gallo “cololadó” y de allí en adelante en seis meses eso se volvió un criadero de orgullo, al año ya contábamos con mas de medio ciento de aves y al darnos cuenta de la magnitud del evento nos dimos a la tarea de empezar a vender animalitos a los vecinos.
Linda, muy linda la gloria de ver los retoños de una buena labor. La rutina empezaba temprano y antes de ir al colegio pasaba por allí dejando algunas libras de concentrado y maíz, luego por la tarde la limpieza del gallinero y el premio de algunos huevos recogidos.
Mi papá pronostico que el proyecto no duraría mas de un año , por el simple hecho de ser un éxito. Esa afirmación sonó extraña para todos en la casa, mi abuela “la suegra” dijo que estaba medio “chiflado” por llegar a esa conjetura y mi mamá se reservo el comentario mientras analizaba semejante aseveración. Yo por lo tanto pasaba algunas tardes metido en el gallinero, leyendo un libro o apedreando al gallo “alfa” el cual se ponía al brinco y trataba de picotear el zapato o la pierna o ambas si osaba cargar a alguna chica de su harem.
Pasado el primer año de tener y mantener el exitoso gallinero llego el hecho que pronostico mi papá algunos meses atrás.
Me levante temprano y deje la comida como era mi rutina, me cuidaba del gallo el cual no encontré. Lo busque y pensé que se había escapado y no encontré ni agujero ni pista de la desaparición, al cerrar la puerta los jóvenes pollos que se movían en grupo dejaron en evidencia al gallo, pisoteado, estirado y empolvado.
Corrí avisarle a la abuela, la cual culpo a la vejez por la muerte del gallito, mi mamá al enterarse del hecho tomo al “cololadó” lo metió en una bolsa y lo llevo al veterinario. El joven profesional de la medicina animal nos dio el diagnostico: “ viruela aviar”. Nos dio algunas píldoras para el agua y regresamos al gallinero: dos pollos jóvenes muertos y algunos otros al borde de la muerte encontramos. Ese día murieron diez. A la siguiente mañana fueron veintiuno y al siguiente doce o quince. La abuela tomo a los cadáveres y los quemo abriendo un agujero en la tierra y echándoles leña. Fue una semana de muerte y de perdidas. Al final entre lágrimas y esfuerzos logramos salvar a cinco gallinas.
La profecía de mi progenitor se cumplía.
Mi papá me consoló con el recuerdo de la experiencia, con los buenos momentos, y con la satisfacción de ver crecer a aquellos emplumados con los que compartía tardes de tareas. Un fin de semana después me levante temprano y tome a los restantes animales por las patas, se los lleve al vecino de la esquina de la cuadra y volví a la escena de la pesadilla con martillo en mano. Puse fin al proyecto.
El hacinamiento provoca plagas. El exceso siempre trae alguna consecuencia.

Pd. La ultima plaga de proporciones catastróficas tuvo su epicentro en España, en 1918-1919 termino con un 2% de la población mundial. ¡El mismo virus puerco!

Que mala suerte la del negrito.
Que coincidencia toparme con esto.
Que ocupado he estado.
Que crisis.
Que razón la del tal Murphy.
No me salgan con babosadas de profecías, que eso es fantasía.
Peregrino soy.




@@@ Gracias Mariano! Abrazos poeta!



Cristian Mejía en el siglo del terror:
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jueves, 2 de abril de 2009

De la situación guatemalteca... for dummies and not so dummies.



En esta tierra bendita de añejos traumas corre una de esas enfermedades de proporciones catastróficas. Catastrófica porque desarma a las sociedades y perfora los recuerdos como queso Gruyer. La historia se olvida y no se le vuelve a leer, ni a ver y por supuesto a recordar. Así somos.
Nos cuesta recordar y caemos en los mismos errores y somos presas de los mismos acertijos y estrategias.
El crimen del reportero, el fatídico balazo recibido por un bebe de dos meses, los pilotos muertos y otros crímenes son parte de una serie de planes de escritorio hechos por comadrejas de cuevas de poder.
Esa aseveración científicamente puede ser posible. Porque para muchas partes el caos les beneficia y les hace el favor de entretener, apaciguar, amedrentar o simplemente asustar a mas de trece millones de habitantes. ¡Increíble verdad! Mas de trece millones de habitantes que se complican la existencia viviendo en un divisionismo de clases económicas, étnicas y regionales.
El objetivo es el mismo que miles de años atrás: el poder, el mismo que llega con el dinero, con el control geográfico o con el control de armas.

Así veo esta enfermedad de terror en mis sueños guajiros:

  • El gobierno en su cúpula secreta provoca estos hechos de violencia hasta cierto punto selectivos, para tirar una cortina de humo mientras se hace fiesta de las arcas del pueblo entre otras cosas de oscura procedencia y con la mente demencial de una mujer y hombre.

  • El otro grupo opositor del partido en gobierno en su cúpula secreta planifica estos hechos de violencia entre militares activos y civiles interesados en tomar las riendas del país, luego de que la desestabilización generada por esta violencia organizada haga bajar del estrado a los responsables actuales del poder popular.
  • La crisis económica, (esa que con cada día se hace mas difícil) y la descomposición social curtida y añejada por años, antojadizamente reventó en este punto de esperanza con el que cada cuatro años como cumpleaños o cambio de siglo esperamos con ojos limpios.

  • Algún otro poder oculto e igual de siniestro que los antes mencionados planea apoderarse del territorio nacional para sus labores clandestinas, para expandir el mercado o simplemente para sentir el ego del "yo poseo".

Mientras tanto el país se acongoja con cada uno de los muertos que caen del árbol de la vida como hojas jóvenes o viejas convirtiéndose en lágrimas que hacen sangrar a este país que sufre de amnesia y que confunde la realidad con una película de horror o una de acción según la situación.

Pd. Les dejo esta recomendación muy personal creada por un amigo despeputado y enKontra de toda esta podredumbre que contagia el canasto nacional: Calzoncitos Barra Show.






Cristian Mejía en el siglo del terror:
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