jueves, 10 de enero de 2008

En memoria de un grande, que domo a otro grande.

Edmund Hillary (Auckland, Nueva Zelanda, 20-07- 1919) murió ayer en Nueva Zelanda a los 88 años de edad. Su nombre está unido a la leyenda de los hombres que cambiaron el deporte, rompieron los límites humanos y desafiaron a la Naturaleza consiguiendo vencerla. Cruzó una de esas fronteras que parecían vedadas al convertirse en el primer ser humano que pisó la cumbre del Everest, la montaña más alta del mundo (8.850 metros) junto al sherpa nepalí Tenzing Norgay el 29 de mayo de 1953. ?Realmente, soy sólo una persona normal con pequeñas habilidades que he tratado de emplear del mejor modo que he podido, se definió hace poco el neozelandés en un alarde de modestia que suele distinguir a las personas diferentes. El mítico explorador estuvo ingresado el pasado mes de abril después de volver de Nepal. En enero, había estado en la Antártida (otro sitio que veneró) en el 50 aniversario de la Base Scott de su país que él había ayudado a crear. ?Fue un coloso una figura heróica que no sólo derrotó al Everest, sino que además vivió con determinación, humildad y generosidad?, valoró de urgencia la primera ministra de Nueva Zelanda, Helen Clark. Hillary se enroló en dos expediciones británicas en 1951 y 1952 que perseguían conquistar por fin el Everest, sobre el que existía la duda de si había sido coronado por George Mallory en 1924, que desapareció junto a su compañero de cordada Andrew Irvine sobre una cota de 8.000 metros. Sus dos primeros intentos se saldaron sin éxito, pero el tercero fue el bueno y junto a Tenzing pasó a la historia de la humanidad. Pocos días después, la reina Isabel II fue coronada. El Imperio Británico tenía dos cosas de las que congratularse. Más tarde, Hillar y sería agradecido con el título de Sir. Hillary perdió a su esposa Louise y a su hija Belinda en un accidente de aviación ocurrido en Nepal. Más tarde se casó con June Mulgrew. Su hijo Peter Hillary es también un aventurero y ha escalado el Everest dos veces. Dedicó gran parte de su vida a ayudar al pueblo Sherpa del Nepal a través de una fundación con su nombre. Gracias a esta institución se han construido escuelas y hospitales. Ayer se fue un hombre grande, una leyenda con corazón.

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